Con trepidantes flores sólo
Flor y Canto como
expresión de lo Divino
Con trepidantes flores sólo no es una historia del pensamiento y ni siquiera una mínima caracterización de las supuestas ideas “filosóficas” de los nahuas (eso, por otro lado, ya lo han hecho muchos intentando sin éxito igualar a León-Portilla). Se trata, más bien de un ejercicio hermenéutico sobre “la flor y el canto” para extraer de ellos cuanto sea capaz de suscitar una reflexión desde nosotros (con todas nuestras categorías occidentales) acerca de algunos tópicos filosóficos. Para esto, tomo como una noción central la Dualidad de Ometeotl y desde allí busco en los poemas cuanto pueda atañer a la Filosofía, a la Metafísica sobre todo.
Estamos (quizá, ese es tema de otra discusión) incapacitados para entender como nahuas -que no somos- los textos que tan enigmática civilización nos legó, pero no más que para entender la Biblia, el Poema de Parménides o los fragmentos de Heráclito. Y eso, aunque parezca increíble (porque esas obras sí son frecuente material de estudio filosófico) es rara vez tomado en cuenta por la academia, que se complace en alejarse casi con fobia de todo lo que huela a no-occidental.
Pero tenemos los textos y mientras haya una mínima frase escrita, el filósofo podrá preguntarse sobre ella. Más allá de si lo entendemos correcta o incorrectamente (¿Quién dice, después de todo que la lectura nahua de los nahuas es más correcta que la nuestra?) o de si lo entendemos siquiera, todo texto -hasta el gran Texto del Mundo y sus maravillas- por algo que no hemos comprendido suficientemente, nos convoca y es capaz de transformarnos el (E)espíritu.
La reflexión contenida en el ensayo dista mucho de ser definitiva. Dudo, incluso, haber extraído de los poemas todo lo que la clave de interpretación posibilita pero aun así me atrevo a publicar -consciente de mis deficiencias- lo que he conseguido hasta hace un par de meses. Con ello albergo la esperanza de que lo presente sea la puerta de acceso a una nueva forma de entender estos textos precisos, cualesquiera otros y la relación de la Filosofía en cuanto disciplina con su más caro material de trabajo: la palabra. Si eso fuera mucho, baste con que a través de mi trabajo alguien consiga enterarse de la existencia del hermoso universo del arte prehispánico, cargado de símbolos bellos con los cuales hoy, a unos seis siglos de distancia, todavía fascina.
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